Ciudad de México, (ENTRAVISION).- En Tamaulipas hay un secuestro por día, y se encuentra entra los estados con mayor cantidad de asesinatos, allí fue descubierta una fosa con 72 migrantes que fueron desaparecidos por carteles de la droga y enterrados con vida.
Alan Pulido tuvo la bendición de caer en manos de los secuestradores mas torpes del mundo, de acuerdo con sus propias declaraciones que fueron realizadas ante las autoridades.
El futbolista profesional señala en su declaración OFICIAL ante el Ministerio Público, que estaba capturado en un segundo piso de una vivienda, pero para no lastimarle sus manos o sus pies, los delincuentes decidieron no amarrarlo, por ser figura le dieron oportunidad de estar cómodo, en un sillón mullido, aún más, no le dejaron más que una persona vigilándole, con una pistola sin balas, para que no lo fuera a dañar.
Pulido aprovechó que el vigilante se estaba quedando dormido, se lanzó sobre él y antes de quitarle la pistola le arrebató el teléfono celular, con su victimario sometido con una pierna, uso sus manos para hacer una llamada a los servicios de emergencia.
El poderío de sus pies fue suficiente para que el secuestrador no pudiera levantarse durante los diez o veinte minutos que tardó en llegar la policía, aunque el tránsito a su libertad no fue sencillo, ya que en la casa, los otros 5 secuestradores supieron que era tiempo de salir a cumplir otras tareas, en lugar de someter a la estrella mexicana del fútbol.
De ésta forma, Alan Pulido, hizo la llamada, la persona que le atendió le sugirió que buscara una pistola, e hiciera un disparo para que lo identificaran los policías, el arma la encontró en el cinturón del ladrón, llamando por teléfono, sometiendo al secuestrador con los pies. y con la otra mano tomó la pistola.
Para su mala fortuna, la pistola no tenía balas y, en lugar de escapar, fue en búsqueda de balas, las cuales encontró, y sin dejar de someter al delincuente, haciendo la llamada telefónica, preparó la pistola y realizó un disparo.
Los policías lo identificaron, pero comenzaron a disparar y volvió a llamar al número de emergencias para darles el color de la ropa que usaba, mientras sometía al secuestrador, se escondía de los balazos, hacía la llamada, protegía la pistola, y además rompía un vidrio para pedir lo liberaran, en lugar de huir.
Los Zetas, grupo del crimen organizado que controla la región norte de México, colocaron una manta para deslindarse del tipo de secuestradores que realizaron el trabajo con Alan Pulido, al señalar que cuando ellos cometen un secuestro, no juegan.