La última sensación del género urbano acaba de volver a Puerto Rico después de girar un mes por Los Ángeles, Miami y Nueva York con su álbum debut. Young Miko, de 26 años, se pasó el año pasado viajando y dando los mayores shows de su carrera, como las siete noches que abrió para Karol G.
Sigue viviendo en Puerto Rico, pero ya se enfrenta al mismo dilema de varias generaciones anteriores: dejar la isla para concretar tus sueños… o incluso para encontrar trabajo. “Ya entiendo por qué los puertorriqueños que viven afuera a veces son los más patriotas”, dice.
En tres años, pasó de ser una tatuadora con 10.000 seguidores en Instagram a un fenómeno de la música latina con 31 millones de oyentes mensuales en Spotify. Participó con su fuerte aunque delicada voz en varios de los mejores discos de 2023, como Nadie sabe lo que va a pasar mañana, de Bad Bunny, a Data, de Tainy, y colaboró también con Nicki Nicole. Y el último verano boreal entró por primera vez en el Hot 100 de Billboard con un dúo junto a Feid.
Todo se dio a partir de Trap Kitty, su EP de 2022, que la posicionó como uno de los más promisorios talentos de la música urbana. “A veces siento que el auto va demasiado rápido y que yo apenas me agarro fuerte”, confiesa.
La onda en su música ha tenido más que ver con historias de una noche que con romances de una vida. Cuando le pregunto si incursionaría más en la balada, se ríe: “¡Quizás!”. Para ser justos, algunos de sus mayores referentes redefinieron la balada: Ricky Martin, Miguel Bosé, Shakira y Julieta Venegas.
Miko es de las pocas mujeres queer intentando transformar el sonido y las letras del género urbano para canalizar una realidad más inclusiva. Algo que reconoce puede hacer gracias a antecedentes como el de Ricky. “Es una leyenda por lo que hizo”, asegura.
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