Una de las joyas musicales en la edición 25° de Bafici es Luiz Melodia. No Coração do Brasil, el documental de la directora paulista Alessandra Dorgan (que todavía se puede ver en varias funciones) sobre uno los músicos cariocas más fascinantes y a la vez no tan familiares para el público fuera de Brasil.
Luiz Melodia fue un cantautor nacido y criado en una favela de Morro do São Carlos, que supo combinar samba y ritmos entre los que creció con elementos de blues, jazz y reggae, en una mezcla obstinadamente personal y única. Tan obstinadamente, que, después de un primer contacto con la fama, como una especie de protegido de Gal Costa y otros músicos “del centro”, las cosas no fueron nada fáciles para él. La industria esperaba que se mantuviera dentro de los márgenes previsibles de un artista de samba, para venderlo más efectivamente. Pero Luiz tenía otros planes: hacer lo que se le ocurriera y lo que sintiera en cada momento. Esa tirantez con el negocio de la música es, como expone la película, una de las razones por las que el nombre de Melodia hoy resuena mucho menos que los de Maria Bethania y Caetano Veloso. La otra razón es más sutil y sólo está sugerida en el film: la discriminación.
Compuesta íntegramente por imágenes y audios de archivo, la película es un retrato definitivo de este artista libre, auténtico e indómito. El propio Melodia (que murió en 2017, a los 66 años) lleva el relato en primera persona, gracias a uno de esos tesoros que son el sueño de cualquier documentalista-investigador: la extensa grabación de una entrevista en la que el músico detalla las etapas de su trayectoria y de su vida personal (que, casi todo el tiempo, es una misma cosa, indivisible).
No es una entrevista más: Melodia suena reflexivo, como si fuera consciente de estar proveyendo el insumo clave para que en el futuro alguien le de forma a su biografía. La viuda de Melodia y la periodista especializada en música Patricia Palumbo (directora musical de este documental) proveyeron parte de esos documentos, que incluyeron film en Super 8, no sólo inédito sino incluso revelado (¡!) para este proyecto.
Junto con Melodia vemos también las calles de Río a través de cinco décadas, siempre pobladas, siempre musicales, a veces festivas y otras dolorosas. Y también vemos a otros artistas, como Gal Costa, Maria Bethânia, Jards Macalé, Sergio Sampaio, Caetano Veloso, Waly Salomão, Torquato Neto, Zezé Mota, Elza Soares (las imágenes de Gal en 1972, son imperdibles).
El trabajo de Dorgan (y el montajista Joaquim Castro), entonces, se centra en organizar tan precioso material. Lo hace no sólo competentemente en lo técnico sino con un sentido estético e incluso musical acorde a su objeto de estudio. Hay secuencias, como la que se enfoca en el vínculo de Melodia con el baile y otra con fragmentos de entrevistas “incómodas”, que adquieren un ritmo cautivante y vital. La película plantea un recorrido por una serie de hechos y sensaciones; pero es también un despliegue de texturas, sonidos, colores y movimientos, que resulta musical, y no sólo porque “hable” de música.
En un momento de su carrera (y de No Coração do Brasil) Melodia, el chico de Morro do São Carlos, encuentra casi inesperadamente el éxito masivo de la mano de la canción “Juventude Transviada”, incluida en la novela Pecado Capital, de la poderosa TV Goblo. Entonces, aunque se supone que eso es lo que había esperado desde niño en los pasillos de la favela, huye de la situación y se refugia por un tiempo en Itaparica, Bahía. ¿Pánico o sentido de autopreservación? Es una de las preguntas que No Coração do Brasil deja abiertas. Después de la función, es casi indispensable buscar esa y otras respuestas escuchando el profundo legado musical de Luiz, leyendo entre líneas sus versos íntimos y sus fraseos intuitivos.
Luiz Melodia. No Coração do Brasil
- Jueves 25 de abril / 7 05 PM / Centro Cultural San Martín 1
- Viernes 26 de abril / 4 30 PM / Sala Lugones
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