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10 de Octubre, 2013 – 12:09 PM EDT
Foto: Niki Nikolova/FilmMagic
Tom Hanks anunció recientemente que tiene diabetes tipo 2, y aunque la enfermedad se pueda controlar, su elección de futuros roles en cine probablemente ya no sea algo que esté bajo su control.
El ganador de dos premios Oscar, quien perdió muchísimo peso para sus roles en Philadelphia, Castaway y Forrest Gump, y aumentó para otras películas, dice que ya no puede hacer fluctuar tanto su peso para amoldarse a un papel.
“He hablado con varios actores que han aumentado de peso para sus papeles y —simplemente por el gran impacto que esto tiene en las rodillas y hombros— nadie quiere hacerlo de nuevo”, dijo el actor a la BBC en Londres, donde se encuentra promocionando el filme Captain Phillips.
“Creo que eso es más o menos algo para un hombre más joven”, dijo Hanks. “Tengo 57 años y no creo que acepte ningún trabajo —o si es por eso, tampoco tener unas vacaciones— donde vea que puedo aumentar 30 libras”.
Esta semana, durante su aparición en el programa de David Letterman, Hanks hizo pública su condición. La diabetes tipo 2, que afecta la capacidad del cuerpo para producir insulina, generalmente suele estar ligada al peso de una persona.
“Ganar y perder peso puede haber tenido algo que ver con esto, porque cuando estás gordo comes tanta comida mala y no haces ejercicio”, dijo Hanks durante una conferencia de prensa con motivo de su nuevo filme, agregando que se siente “bien”.
“Pero creo que yo ya era genéticamente propenso a contraer [esta enfermedad]”, resaltó, “y creo que al final de cuentas esto se remonta al estilo de vida que he llevado desde que tenía 7 años, no desde los 36”.
En su charla con la BBC, también reveló su (ya no tan secreto) vicio cuando de comidas se trata.
“La pizza es la cosa más deliciosa jamás inventada, y es —para mí— diabólicamente peligrosa”.
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